Hijos de la Tierra
Valle de los caballos
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Estaba muerta. No importaba que agujas gélidas de lluvia helada la despellejaran, dejándole el rostro en carne viva. La joven entrecerraba los ojos de cara al viento y apretaba su capucha de piel de lobo para protegerse mejor..
Aquello que había delante, ¿serían árboles? Creyó recordar haber visto una hilera rala de vegetación boscosa en el horizonte, horas antes, y deseó haber prestado mayor atención o que su memoria fuera tan buena como la del resto del clan. Seguía pensando en sí misma como clan, aun cuando nunca lo había sido, y ahora estaba muerta.
Agachó la cabeza y se inclinó hacia el viento.